La poesía de los románticos se niega a los preámbulos, a los principios, a los métodos y a las pruebas. Se niega a la duda. Necesita, cuando mucho, un preludio de silencio. Se mueve en un tiempo detenido: un tiempo vertical. No sigue el compás de las horas. Es un tiempo diferente al tiempo común, que corre horizontalmente como el agua del río o el viento que pasa. El tiempo del romanticismo no corre: brota.
Adriana Yañez Vilalta.
Pintura: Lion Hunt
Eugene Delacroix
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